Jorge Lapeña recomendó más participación de los transportistas en las discusiones que involucren costos del combustible.
La Argentina tiene una alta dependencia externa, ya que importa aproximadamente 25% de lo que consume en gas, gasoil y fueloil y tiene una matriz energética recostada sobre los hidrocarburos, en lo cual está a contramano de las estrategias más modernas en el mundo que apuntan a mitigar el cambio climático que se produce por la quema de combustibles fósiles.
Mientras tanto, el precio del barril de petróleo disminuye en el resto del mundo, mientras que en el país se mantiene a un valor que duplica al internacional, en un sector que mantiene los mayores subsidios del Estado.
“Esta situación urge a una solución, que sería en el mediano y en el largo plazo, en el corto plazo no hay ninguna. Tenemos que garantizar que nuestros hijos y nietos puedan seguir viviendo en este mundo, hay que pensar en el año 2080 o 2100”, destacó Jorge Lapeña, presidente del Instituto Argentino de Energía “General Mosconi” y ex secretario de Energía de la Nación.
El especialista recomendó “más uso de biocombustibles, tipo biogasoil en el transporte, tipo bioetanol en los automóviles particulares. En cuanto a las tecnologías, también habrá que implementar cambios importantes: hoy estamos en la era del automóvil que cada vez es más eficiente, porque hay una mejora en los motores, los materiales, pero, si se mira a más largo plazo, aparece el automóvil eléctrico con un rol más importante que el que hoy tiene”.
Cuestionó que en los acuerdos que derivaron en subsidios para el sector petrolero no hubiera habido intervención del sector del autotransporte. “El sindicato de Chubut quiere precio sostén, porque no quieren perder puestos de trabajo. Los empresarios petroleros quieren mantener precios para mantener rentabilidad. En la medida en que sigan hablando algunos y que fijen la agenda, vamos a tener que algunos sectores se beneficien y otros se perjudiquen”.
El petróleo, a la baja
Por otro lado, Lapeña dijo a Revista Fadeeac que “la experiencia está probando que la baja de los precios del petróleo se traduce en ventajas para los consumidores del mundo que, evidentemente, están más contentos. En la Argentina, hay algo que se está interponiendo a eso, entonces si solo habla la parcialidad podemos tener un resultado no del todo bueno”.
Consideró que una solución sería “producir más petróleo, para hacerlo hay que encontrarlo, para eso hay que decidir explorar, para esto hay que tener vocación de ver el largo plazo e invertir en exploración. Si el país no tiene las políticas exploratorias agresivas de hurgar en todo el territorio nacional para descubrir yacimientos de petróleo nunca los va a encontrar. Ha habido en los últimos 25 años políticas equivocadas en esta materia y los resultados han sido coincidentes con esas políticas”.
En ese sentido, consideró que “YPF, como está ahora, puede cumplir roles muy importantes y le puede dar a la Argentina muchas satisfacciones, porque si busca petróleo, lo encuentra, lo pone en producción va a tener costos más baratos, no va a haber que subsidiarlo. Si YPF descubriera yacimientos importantes en una provincia donde hoy no hay petróleo, detrás irían las empresas privadas. La labor que tiene para hacer YPF es muy importante”.
En otro sentido, el ex secretario de Energía consignó que “uno de los grandes problemas es que, por no haber descubierto más yacimientos de gas, estamos bombeando de los más chicos, más viejos y más caros. Hay que modificar, por ejemplo, el gas que se usa en el transporte. Es anacrónico, porque el gas era muy barato y abundante, pero eso correspondía a un país superavitario, hoy el gas comprimido tendría que tener el mismo valor que el gasoil y la nafta”.
Enfatizó que el sector energético es de los más subsidiados. “Esos subsidios se financian con emisión monetaria, esto genera inflación que degrada los salarios. Quiere decir que todos lo pagamos democráticamente, con un salario que día tras día va deteriorándose y habrá que esperar a que un sindicato haga una paritaria y cada seis meses se vuelva al punto”.
La recomendación de reclamar
“No va a surgir nada que no sea pedido por los propios interesados. Por la baja del petróleo, todos los países bajaron el valor de los derivados: por eso, en Alemania, se calcula que el automovilista medio tiene un sobre ingreso de 200 euros por mes. Cuando se lleva de la economía familiar a una empresa de transporte, es mucho. Esto requiere que los transportistas hagan conocer sus opiniones a los ministros interesados”, indicó el ex funcionario del gobierno de Raúl Alfonsín.
En esa línea, estimó posible pedir resarcimientos “porque hoy todos piden. Lo que no es posible es que se pueda sostener en el largo plazo. Porque es hacer como que no bajó el precio. Si el Estado fuera superavitario, se podría apropiar de una parte de ese superávit. Pero la idea de lograr que alguien mande un subsidio para mejorar la situación de un sector no se sostiene, porque el Estado está está en déficit. No hay para repartir”.
El titular del IAE añadió que “por el precio internacional del petróleo, al sector del transporte le convendría que se importe, porque es más barato que el producido acá. En el mundo la materia prima vale 30 dólares y acá vale el doble: el gasoil cuesta el doble acá. Esto hace menos competitivo al sector del transporte. Si esto dura un mes no hay problema, pero si dura mucho, el sector será perjudicado”.
“El transportista quiere combustibles lo más barato que pueda. Si le dan el combustible más alto se perjudica. Esa expresión corporativa tiene que ser clara. El sector tiene que expresar sus puntos de vista. Poner en claro los perjuicios que puede traerle a sí mismo y al resto una política de precios de combustibles altos”, recomendó Jorge Lapeña.
NG-22 de marzo de 2016/Fuente: Redacción Expotrade-EP