La noticia fue dada a conocer anteayer, en pleno paro agropecuario, por la gobernación de la provincia de Buenos Aires, aunque en esa versión parece que se trata de una inversión conjunta, cuando no lo es.
El conflicto se remonta a 1996, y el terreno en cuestión comprende unas 25 hectáreas, que ambas empresas querían para efectuar sus propios complejos de plantas y puertos.
De ellas, el Consorcio de Gestión del Puerto de Bahía Blanca (Cgpbb) le concesionó el año pasado 16 a Dreyfus, por 30 años, para instalar un puerto, una planta de molienda de granos (crushing) y, eventualmente, una de biodiesel. Pero Glencore –que a su vez tiene la concesión del próximo Puerto Galván–, que alegaba tener reservadas esas tierras en compensación por haber tenido que cerrar una fábrica que había quedado en una zona urbano, siguió reclamando otras 8,8 hectáreas del predio, para las que había presentado un proyecto de construcción de una planta aceitera propia.
Finalmente, el Cgpbb les exigió a las cerealeras que llegaran a un acuerdo por las tierras restantes de Cangrejales. Ese acuerdo, por ahora, sería que cada empresa se queda con la mitad (4,4 hectáreas) y, de acá a cinco años, se iniciaría la construcción de una fábrica, algo que, según fuentes del sector, llevaría a cabo solo una de ellas (probablemente Dreyfus) prestándole el servicio de molienda a la otra.
En firme
Así, lo que por ahora aparece como más seguro es que Dreyfus iniciará antes de fin de año la construcción del puerto, que, según la empresa, le demandará unos u$s 50 millones. En una segunda etapa, la firma gala haría una ampliación de esa obra, con u$s 20 millones más.
La construcción del puerto requeriría alrededor de un año, por lo que debería estar operativo para 2010.
Luego, si una conjunción astral hace que las perspectivas climáticas, macroeconómicas y micropolíticas se conjugan dando lugar a un panorama más claro y favorable que el actual, se levantará la planta aceitera, que hoy, dicen, demandaría unos u$s 120 millones.