Según el director técnico de Cedol, Carlos Musante, hay costos que no se pueden medir, que son los llamados «ocultos», a los que definió como «improductividades externas». Entre ellos, figuran congestiones de tráfico, cortes de rutas, piquetes, conflictividad social, contingencias laborales, las vedas de los fines de semana, el estado de las rutas, la piratería del asfalto, la caída de volúmenes, el aumento de distintos ítem de productos en transporte y distribución. «Hay muchísimos costos que existen, los palpamos a diario, pero de ninguna manera los medimos», afirmó. El directivo, además, agregó que ese tipo de costos se producen por la falta de inversión en rutas, por no cargar y descargar en los tiempos pactados, la congestión en los ingresos a puertos que para el agro es importante; problemas de seguridad; caída de volúmenes; el tiempo de facturación y pago. «Esos costos no se miden, no hay serie de eso, porque a todos no les pasa lo mismo», acotó. Para Emilio Felcman, director del Departamento de Estudios Económicos de Fadeeac, ese tipo de costos «dependen mucho de la operatoria de cada empresa. En los últimos años, han ganado trascendencia por diferentes motivos. Uno de ellos es el aumento del parque automotor. Para hacer una logística en la ciudad de Buenos Aires, el mismo camión que hacía tres recorridos, hoy hace dos o dos y medio». Musante, durante una reciente disertación, sostuvo que «en tiempos como los actuales, un servicio prestado que no se factura a tiempo, un costo adicional que no se traslada y una demora en la cobranza por sobre lo pactado, son reducciones en el margen. Es nuestra responsabilidad el traslado de los costos a precios y que esos precios sean reconocidos. Utilicemos los índices para explicarles a nuestros clientes los costos medibles y, si tenemos costos no medibles, aclarémoslo».