En un contexto económico que comienza a dar buenas señales, los transportistas aún enfrentan un
panorama que dificulta su competitividad. Preocupación por la no intervención del Estado en los
hidrocarburos. La actividad económica da señales positivas que prometen,
en base a algunas mejoras parciales a nivel sectorial y regional,
con respecto a 2016, que el sector de autotransporte
de cargas podría tener un mejor desempeño.
Sin embargo, es necesario recordar que aún siguen pendientes
algunos problemas que afectan la competitividad
del sector. Un estudio encargado por la FADEEAC, que representa
a 50 cámaras del sector en todo el territorio nacional,
señala en cifras el impacto fiscal que recibe la actividad.
El 40,5 por ciento del llamado «costo logístico» está
representado por los impuestos, lo que evidencia que las
empresas de la actividad no son formadoras de precios.
El trabajo, que fue realizado por el Instituto Argentino de
Profesores Universitarios de Costos (Iapuco) , arroja que a
noviembre de 2016 por cada 1.000 pesos que se abonan por
flete, 405 corresponden a la carga impositiva, casi la mitad.
Del «costo argentino» que debe asumir el sector, el 25.8 por
ciento lo representan los salarios y el 16 por ciento los gastos
operativos y de estructura.
Con esta situación vigente, en el primer semestre de 2017
el consumo de gasoil en el transporte de carga parece estar
más vinculado con los indicadores de consumo masivo al
descender un 3,3% en todo el país.
Debe recordarse que el sector transportista es el mayor
consumidor de gasoil en el mercado, con una participación
cercana al 50% del consumo interno. Dicho combustible es
el principal insumo de la actividad al representar entre un
35 y 40% en la estructura de costos (media y larga distancia).
Asociado al menor consumo emerge el persistente aumento
del costo de los servicios y de la trayectoria inflacionaria.
Para el caso del transporte, el ICT FADEEAC alcanzó un aumento
acumulado en el período eneroagosto de 2017, que
roza el 14 %, donde a nivel desagregado, se destaca Peaje
(39,7%), en el marco de los fuertes ajustes en el tránsito de
peajes por los accesos Norte y Oeste desde y hacia la CABA,
seguido por Patentes (35%).
A continuación, se ubican Lubricantes (25%), y Gastos
Generales (20,4%), que recoge el impacto del fuerte aumento
de los servicios públicos en la actividad. Por su parte,
Combustible y Personal, los dos rubros más representativos
en la estructura de costos, exhiben 12,7% y 15,8%, respectivamente.
Como dato comparativo, los mayores costos que está afrontando
la actividad (13,8%) se encuentran en un rango intermedio
respecto a los principales indicadores de inflación:
algo por debajo de la inflación minorista (15.4 %), pero por
encima de la evolución de los precios mayoristas (12.4 %). Incógnita
En este escenario de menor actividad
y altos costos de operación, se está
plasmando la desregulación del mercado
de combustibles, por parte del
gobierno nacional. Sin la intervención
del Estado en los mercados de hidrocarburos,
habrá que esperar para ver
qué ocurre con los precios y el consumo
de este recurso.
Como ya manifestó FADEEAC, si se
alienta a una mayor competencia y
transparencia que dé como resultado
una baja en los precios, podría ayudar
a mejorar la actividad transportista.
Pero si, por el contrario, la nueva disposición
se traduce en un aumento
en los valores de los combustibles,
provocaría un impacto negativo para
la economía de un sector sobre el que
ya pesan altas cargas impositivas y
costos fijos. Esto, inevitablemente,
se vería reflejada en los precios de la
actividad.
Argentina, el gasoil más caro de la región
exceptuando Uruguay.
Si bien en este contexto económico
hay aún elementos a definirse, hay
confianza y claras muestras de trabajo
conjunto entre los ámbitos público
y privado para ayudar a resolver las
incógnitas de la economía actual.
panorama que dificulta su competitividad. Preocupación por la no intervención del Estado en los
hidrocarburos. La actividad económica da señales positivas que prometen,
en base a algunas mejoras parciales a nivel sectorial y regional,
con respecto a 2016, que el sector de autotransporte
de cargas podría tener un mejor desempeño.
Sin embargo, es necesario recordar que aún siguen pendientes
algunos problemas que afectan la competitividad
del sector. Un estudio encargado por la FADEEAC, que representa
a 50 cámaras del sector en todo el territorio nacional,
señala en cifras el impacto fiscal que recibe la actividad.
El 40,5 por ciento del llamado «costo logístico» está
representado por los impuestos, lo que evidencia que las
empresas de la actividad no son formadoras de precios.
El trabajo, que fue realizado por el Instituto Argentino de
Profesores Universitarios de Costos (Iapuco) , arroja que a
noviembre de 2016 por cada 1.000 pesos que se abonan por
flete, 405 corresponden a la carga impositiva, casi la mitad.
Del «costo argentino» que debe asumir el sector, el 25.8 por
ciento lo representan los salarios y el 16 por ciento los gastos
operativos y de estructura.
Con esta situación vigente, en el primer semestre de 2017
el consumo de gasoil en el transporte de carga parece estar
más vinculado con los indicadores de consumo masivo al
descender un 3,3% en todo el país.
Debe recordarse que el sector transportista es el mayor
consumidor de gasoil en el mercado, con una participación
cercana al 50% del consumo interno. Dicho combustible es
el principal insumo de la actividad al representar entre un
35 y 40% en la estructura de costos (media y larga distancia).
Asociado al menor consumo emerge el persistente aumento
del costo de los servicios y de la trayectoria inflacionaria.
Para el caso del transporte, el ICT FADEEAC alcanzó un aumento
acumulado en el período eneroagosto de 2017, que
roza el 14 %, donde a nivel desagregado, se destaca Peaje
(39,7%), en el marco de los fuertes ajustes en el tránsito de
peajes por los accesos Norte y Oeste desde y hacia la CABA,
seguido por Patentes (35%).
A continuación, se ubican Lubricantes (25%), y Gastos
Generales (20,4%), que recoge el impacto del fuerte aumento
de los servicios públicos en la actividad. Por su parte,
Combustible y Personal, los dos rubros más representativos
en la estructura de costos, exhiben 12,7% y 15,8%, respectivamente.
Como dato comparativo, los mayores costos que está afrontando
la actividad (13,8%) se encuentran en un rango intermedio
respecto a los principales indicadores de inflación:
algo por debajo de la inflación minorista (15.4 %), pero por
encima de la evolución de los precios mayoristas (12.4 %). Incógnita
En este escenario de menor actividad
y altos costos de operación, se está
plasmando la desregulación del mercado
de combustibles, por parte del
gobierno nacional. Sin la intervención
del Estado en los mercados de hidrocarburos,
habrá que esperar para ver
qué ocurre con los precios y el consumo
de este recurso.
Como ya manifestó FADEEAC, si se
alienta a una mayor competencia y
transparencia que dé como resultado
una baja en los precios, podría ayudar
a mejorar la actividad transportista.
Pero si, por el contrario, la nueva disposición
se traduce en un aumento
en los valores de los combustibles,
provocaría un impacto negativo para
la economía de un sector sobre el que
ya pesan altas cargas impositivas y
costos fijos. Esto, inevitablemente,
se vería reflejada en los precios de la
actividad.
Argentina, el gasoil más caro de la región
exceptuando Uruguay.
Si bien en este contexto económico
hay aún elementos a definirse, hay
confianza y claras muestras de trabajo
conjunto entre los ámbitos público
y privado para ayudar a resolver las
incógnitas de la economía actual.