El potencial del país para la transición energética

Desde distintas áreas de YPF se trabaja en los procesos de descarbonización de la industria y el transporte.

 

El hidrógeno no va a ser la única estrategia para descarbonizar, como tampoco lo van a ser los autos cien por cien eléctricos o las bioenergías.

El nivel de evolución de los vehículos eléctricos que se estimaba para fines de esta década, antes de la pandemia, se cumplió tan sólo un par de años después. La velocidad de esta tecnología es apenas un ejemplo de las oportunidades y también de los desafíos que implican los proyectos vigentes de descarbonización.
La actualidad y el futuro de la transición energética que se vive en el mundo y, en particular en Argentina, fue tema de análisis durante un encuentro virtual por especialistas del tema que, desde distintas empresas y áreas de YPF, están trabajando en el desarrollo de alternativas sustentables para la movilidad y el transporte.
Punto Eléctrico es la primera red de carga rápida de vehículos eléctricos de la Argentina. Jorge Chiocci, integrante de Portafolio Nuevos Negocios de Downstream de YPF, afirmó que los utilitarios, camiones livianos y colectivos con esta tecnología tienen mucho para crecer.
“A medida que mejoran los costos de las baterías y crecen las ofertas de modelos, el costo total de estos vehículos baja sustancialmente”, lo que beneficia también transporte de mercaderías y de personas, afirmó Chiocci.
Por lo pronto, recordó que la conversión a autos eléctricos la están liderando China, Europa y Estados Unidos, mientras que, en la región, Brasil está recibiendo inversiones concretas para la construcción de este tipo vehículos. “Argentina se ubica un par de pasos más atrás, pero en los últimos 12 meses varias automotrices hicieron lanzamientos de modelos eléctricos”, aclaró. Sin embargo, indicó que en los primeros cinco meses de 2024 ese parque se duplicó.
El ejecutivo también mencionó las soluciones de YPF destinadas a las flotas de empresas, a fin de resolver la carga eléctrica de las unidades sustentables.
Luego, desde el área de Coprocesados Sostenibles de YPF, Adrian Eregoitia y Augusto Zanettini, disertaron sobre nuevas energías, evolución de biocombustibles y soluciones en desarrollo.

 

 

Red 
Y-TEC es una empresa argentina de investigación y desarrollo de nuevas tecnologías para la industria energética. Está compuesta en un 51% por YPF y otro 49% por el Conicet. En ese proyecto funciona el Consorcio H2ar, un espacio de trabajo colaborativo entre empresas que actúan o están interesadas en participar de la cadena de valor del hidrógeno en el país, desde la producción hasta la aplicación.
Dos de los referentes del Consorcio H2ar, Juan Agustín Bergna, responsable técnico, y Fernanda Salgado, gerente de Gestión Comercial y Transferencia Tecnológica, apuntaron al gran potencial que tiene hidrógeno para las diferentes áreas de la industria, el transporte y el comercio.
«El hidrógeno no va a ser la única estrategia para descarbonizar, como tampoco lo van a ser los autos cien por cien eléctricos o las bioenergías. Hacia 2050, se apunta a un crisol de todas estas tecnologías. Hay otras soluciones como la electrificación, las energías renovables, las bioenergías, la captura de emisiones y la eficiencia energética”, explicó Bergna.
“Creemos que el hidrógeno va a destacar en la producción de amoníaco, en el refinado de naftas, producción de aceros y aluminios, la generación de energías eléctricas, combustibles sintéticos y la industria del cemento”, sostuvo y agregó: “La Argentina puede posicionarse como uno de los grandes exportadores” de este recurso.
Según la Estrategia Nacional de Hidrógeno, presentada a fines de 2023, y en la que estuvo involucrado el Consorcio H2ar, el país tiene capacidad para producirlo en distintas formas.
Para 2050 se estima que se estarían utilizando un millón de toneladas de hidrógeno en el mercado interno y cuatro millones de toneladas para exportación, lo que representaría inversiones por arriba de los US$ 90.000 millones para su desarrollo y más de 80.000 empleos calificados, entre otros posibles beneficios.

 

Fuente: Suplemento de Transporte & Logística – La Nación