Las empresas de ventas electrónicas debieron aumentar su capacidad logística para dar urgente respuesta a una mayor demanda.
El e-commerce pasó de representar 2% de las ventas en marzo a 12% en abril.
En algunos sectores de la economía, la pandemia adelantó la implementación de proyectos previstos para el mediano plazo, lo que implicó una aceleración que favoreció la toma de conciencia en la urgencia y superar la dificultad de adoptar decisiones en cortos períodos. El comercio electrónico fue una de esas áreas que debió desplegar todas sus aptitudes y mejorar exponencialmente sus operaciones logísticas.
En 2019, el sector había facturado 403.000 millones de pesos, en 80 millones de órdenes y 146 millones de productos, en el primer trimestre de este año, se mantuvo el mismo crecimiento interanual que había mostrado el año anterior de 75% en dinero y 20% en órdenes, según un relevamiento de la Cámara Argentina de Comercio Electrónico (CACE).
“Así llega el e-commerce al inicio de la pandemia, con una base y un crecimiento sostenido genuino”, recordó Gustavo Sambucetti, presidente de CACE, quien precisó que entonces tras el cierre de los comercios “el on-line siguió vendiendo pero sin posibilidad de operar, excepto las más pequeñas o centros de distribución habilitados con existencia de mercadería, el resto acumuló un mes intenso de venta”.
Agregó que “cuando se entra en fase dos, se habilita el comercio electrónico, el sector se empieza a poner al día con pedidos atrasados, lo que generó un cuello de botella. En un mes, los comercios esenciales tuvieron un crecimiento de cuatro o cinco veces en volumen y no estaban preparados internamente para procesar esa cantidad de pedidos, en el paso previo a la operación logística”.
“Lo que se hizo fue reasignar recursos, buscar alternativas, comercios que tenían espacio se fueron adaptando a esa situación. Mientras tanto, en supermercados y bienes esenciales el e-commerce pasó de representar 2% de las ventas en marzo a 12% en abril, con lo cual se multiplicó la operación”, explicó.
Sambucetti consideró que las empresas del sector dieron una buena respuesta, pero tuvieron que aumentar su capacidad. “Tenían un dador de carga desorientado, sobrepasado, debieron abrir más operaciones para aumentar la productividad y cumplir con protocolos de seguridad en armado, transporte y entrega segura de pedidos, que compartimos con las empresas de logística”, precisó.
Ante esa situación, “las empresas se fueron adaptando a nuevos formatos de entrega, a partir de la apertura de algunas sucursales se comenzó a armar pedidos en la última milla y se fueron buscando soluciones. Fue un buen desafío para estresar el músculo logístico y hacerlo crecer”, dijo.
Una nueva realidad
El titular de CACE aseguró que el sector empresario “tomó real dimensión del impacto del e-commerce, no como algo potencial sino real. En empresas con muchas sucursales que tenían al on-line o el electro entre 10 o 15% de la venta, hoy puede superar la mitad, con lo que se mantendrá el comercio electrónico en el lugar que ocupó durante la pandemia, como eje central de desarrollo”.
Por otra parte, observó que “se incorporó una gran cantidad de usuarios nuevos. En una encuesta que hicimos entre las 86 empresas socias, durante abril, 36% de las órdenes de compra venían de clientes nuevos. Se ve en la conducta, sobre todo de gente mayor que no se había animado a usar el sistema y hoy pide, en especial comida, a través del comercio electrónico”.
Para Sambucetti, “el mundo físico y el digital se complementan y tienen distintos momentos de compra, diversos objetivos y las marcas hacen que esto sea así” y previó que “se va a consolidar un hábito que ya existía, pero la pandemia hizo que crezca más rápido en un círculo virtuoso, porque ese crecimiento hace que las empresas desarrollen la oferta y el consumidor lo adopte, impulsado por que cada generación que se incorpora al consumo es más digital que la anterior”.
Según el directivo, “las empresas van a tener que profundizar la omnicanalidad y replantear el rol de algunos de sus activos físicos, lo que no significa sumar, sino entender cómo desarrollar ese activo para incorporar el digital y cómo potenciarlo y buscar satisfacer al cliente de la mejor manera posible”.
Fuente: Suplemento Transporte & Logística – La Nación