Camiones y autos innovadores

 

El mundo necesita otra revolución industrial. Autos y camiones se adaptan con flexibilidad de combustibles.

La imagen que usa un equipo de investigadores es que la era industrial es una burbuja que creció y creció durante dos siglos. De todos los países industriales, Suecia es probablemente el que más lejos ha llegado en cuanto al reemplazo de combustibles fósiles. Hoy, el país depende del petróleo para nada más que 30% de su energía, 77% menos que en 1970. Estados Unidos, en cambio, depende de los fósiles para 85% de su energía. Quince de cada cien autos que se vendieron en Suecia en 2007 funcionan con etanol, 2% más que en 2000. Un auto que carga etanol hecho de caña de azúcar o celulosa emite entre 85 y 90% menos de gases de invernadero que uno a nafta.

Todas las grandes automotrices en Suecia, incluida Scania, la mayor fabricante de camiones de Europa, ahora ofrecen autos o camiones con flexibilidad de combustible, o sea que pueden funcionar con etanol, nafta convencional o con mezcla de ambas. En 2005, una comisión auspiciada por el gobierno anunció su intención de convertir a Suecia en «la primera economía sin petróleo del mundo». El primer paso lo dio con lo que llama la «región bio-fuel», un área que abarca 22 municipalidades, todas en el Golfo de Botnia, unos 320km al norte de Estocolmo. En esa región, el etanol se consigue con la misma facilidad y al mismo precio que la nafta común.

Podría suponerse que cambios de esta magnitud exigen un monumental esfuerzo del gobierno que involucre a cientos de miles de personas, importantes subsidios y años de financiar investigaciones. Pero hasta hace muy poco ese aporte no existió, ni del gobierno ni del sector privado. Lo que sí hubo fue una incontable cantidad de redes locales desarrolladas calladamente y llevadas a cabo por los esfuerzos de pequeños grupos de líderes comprometidos y valientes del sector público y privado.

La historia sueca es un importante modelo de lo que los historiadores llaman «innovación básica»: cambios fundamentales en tecnología y organización que crean nuevas industrias, transforman la existente y, con el tiempo, dan nueva forma a las sociedades. Las innovaciones básicas ? como la electrificación, el automóvil, la aviación comercial, la computación digital y más recientemente, Internet ? implican no sólo nuevas tecnologías sino una colección de nuevas invenciones, prácticas, redes de distribución, negocios, modelos de negocios y de cambios en el pensamiento personal y organizacional que se combinan para transformar la forma en que se hacen negocios, se aplican tecnologías y se relacionan las personas.

Los costos de la industrialización

El cambio climático en el mundo es solo uno de los efectos colaterales del crecimiento industrial pero tiene dos aspectos únicos. Primero, los costos actuales y futuros son enormes. Y segundo, si queremos evitar el desastre los cambios deben ser rápidos y brutales. Mirado así, el cambio climático puede considerarse una bendición: es un reloj que hace sonar la alarma para avisarnos que la era industrial se está terminando.

El actual nivel global de emisiones de CO2 es de alrededor de 8.000 millones de toneladas de carbono por año. Esto es más de 2 veces y media la cantidad que se elimina por año de la atmósfera, ya sea absorbida por árboles, plantas y plancton o disuelta en océanos.

La diferencia entre el CO2 que entra y que sale de la atmósfera funciona como el agua en una bañera. Mientras la que entra supera la que sale la bañera se sigue llenando. En algún momento hace falta reducir las emisiones de carbono hasta un nivel inferior al del eliminado por la naturaleza. Eso requiere una reducción de 80% en 20 años. Esto es lo que los científicos llaman «el desafío 80-20» que enfrenta la sociedad industrial.

El nuevo mundo real

No podemos cumplir con el desafío 80-20 con el actual sistema industrial. Hace falta un cambio fenomenal en el tipo de energía que usemos, en los vehículos que compremos, en los edificios que construyamos para vivir y trabajar, en las ciudades que diseñemos y en la forma en nos traslademos nosotros y los productos por todo el mundo. Implicará cambios que ni siquiera podemos imaginar. Por eso es que la innovación básica es tan importante: rápidamente los humanos deben repensar y construir su infraestructura, su tecnología, sus organizaciones y su método de trabajar con la naturaleza.

Mientras tanto, la comunidad científica, empresarial y ciudadana está cada vez más convencida de que este desafío 80-20 es una señal de que la burbuja de la era industrial ha llegado a sus límites. Por ejemplo, en la naturaleza hay una gran fuente de energía: la radiación solar. Y por el contrario, 90% o más de la energía usada dentro de la burbuja de la era industrial proviene de la combustión de fósiles.

Superar la burbuja significa aprender a vivir dentro de los límites de nuestro «ingreso energético» y depender de formas de energía, como la solar eólica marítima y vegetal, todas renovables. La naturaleza no produce desperdicios: todo subproducto de un sistema natural sirve de nutriente a otro. La burbuja de la era industrial genera enorme cantidad de desperdicios; en un mundo post-burbuja, en cambio, todo (autos, celulares, edificios de oficinas, electrodomésticos) debe ser 100% reciclable, refabricable o útil para convertirse en abono.

Como en aquella revolución del siglo 17, la empresa debe jugar un papel central, los empresarios deben aplicar sus habilidades gerenciales, de emprendedorismo e inteligencia económica para hacer realidad un cambio colectivo.

NG-1 de diciembre de 2015-Fuente: mercado.com.ar (extracto de la nota)