Remate de vacas amenaza futuro de carne argentina

 

Miles de vacas reproductoras asoman tras las tranqueras del mayor mercado ganadero argentino a la espera de ser vendidas, ocupando los incontables corrales donde debería haber sólo machos.

 

De seguir llegando al mercado concentrador tantas vacas -señal de que los productores están abandonando la actividad porque no la consideran rentable- expertos advierten que en pocos años podría producirse la paradoja de que un país que hizo de la carne un símbolo nacional tenga que importarla.

"Como están las cosas, en dos o tres años se llegaría a importar carne," aseguró Belisario Castillo, analista de la firma consignataria de hacienda Lartirigoyen y Compañía.

La tendencia, conocida como liquidación de vientres, se produce porque ante la reducción de las ganancias muchos ganaderos prefieren volcarse a actividades más lucrativas como la soja -sector en el que el país es también potencia mundial- o abandonar directamente el negocio.

Los productores de Argentina -uno de los mayores exportadores mundiales de carne- culpan al Gobierno por la situación, ya que aducen que las intervenciones oficiales de los últimos años, tanto en el mercado doméstico como en las exportaciones, afectaron la rentabilidad del sector.

En el mercado local, el Gobierno presiona por mantener precios máximos para algunos cortes mientras que las exportaciones están limitadas.

La disputa no hace más que recalentar el conflicto ya existente entre las autoridades y los productores agropecuarios, que de marzo a julio realizaron varias huelgas comerciales y bloqueos de rutas contra un impuesto a las exportaciones agrícolas, finalmente descartado.

La semana pasada, los productores rurales volvieron a la protesta, en reclamo de cambios en la política de la presidenta Cristina Fernández para el sector y con pedidos puntuales para la ganadería y la lechería.

"La ganadería es un negocio sumamente atado a las expectativas, y las expectativas en la Argentina de hoy son horribles," dijo Marcelo Fielder, analista de la Sociedad Rural Argentina, una de las entidades enfrentadas con el Gobierno.

Aunque no hay datos oficiales sobre el total de cabezas que tiene el país -cercano a los 55 millones de animales, según estimaciones privadas-, las estadísticas del Gobierno muestran que hoy la faena bovina es equilibrada por género, cuando dos años atrás las hembras eran sólo cerca del 40 por ciento.

MEDIDAS OFICIALES

La gestión de Fernández busca evitar que la subida de la carne no impacte en el bolsillo de los argentinos, los mayores consumidores mundiales de cortes vacunos con 69 kilogramos al año per cápita, y alimente la elevada inflación.

Muchos expertos advierten que las intervencionistas políticas oficiales pueden hacer caer la producción, lo que afectaría tanto a la exportación como al mercado local, donde la carne es un plato habitual hasta para el 30 por ciento de la población que, según informes privados, vive en la pobreza.

"Seguimos trabajando en encontrar soluciones a los problemas reales" del sector, dijo recientemente Carlos Cheppi, el secretario de Agricultura.

La llegada de Cheppi al área de Agricultura en julio trajo expectativas a los dirigentes rurales, pero hasta ahora no recibieron respuestas a sus reclamos y ya amenazan con nuevas protestas.

Los subsidios que el Gobierno otorga al sector no alcanzan para detener la subida de los precios en los comercios minoristas, a la vez que los productores están cada vez más descontentos con la actividad.

"Es una cuestión de encontrar un equilibrio entre el abastecimiento del mercado interno, pero sin desalentar la producción, generando incentivos para que la ganadería sea competitiva con la agricultura," explicó el analista Javier Martínez del Valle.

Mientras tanto, cada madrugada siguen entrando miles de vacas al mercado de Liniers.

"La vaca hace años que es la ‘vedette’ del día en el mercado. Se matan más hembras que machos y eso influye en la ‘fábrica’ (por la ganadería)," aseguró Alejandro Paternostro, un resero de 64 años que desde pequeño trabaja en Liniers, el principal mercado de hacienda del país, en Buenos Aires.

(Reporte de Maximilian Heath, Editado por Nicolás Misculin)

(Fuente: Reuters)