Tres especialista coincidieron en observar los efectos de la inflación sobre los costos que debe afrontar a diario el sector.
“Debemos abandonar la idea de que todos los protagonistas están sectorizados”.
Los costos para el sector fueron los más elevados de los últimos 20 años, según se refirió en un encuentro organizado por la Asociación Argentina de Logística Empresaria (Arlog) que contó con las disertaciones de Emilio Felcman, director del Departamento de Estudios Económicos y Costos de la Fadeeac; Carlos Musante, director técnico de Cedol, y Horacio Díaz Hermelo, presidente del Departamento de Transporte y Logística de la UIA.
Los especialistas abordaron todo el escenario de los costos logísticos, con una economía golpeada por los efectos de la pandemia pero con síntomas de reactivación, en un encuentro virtual del que participaron cerca de 200 personas.
Alejandro Leiras, director de capacitación de ARLOG, comentó las modificaciones que encarará la Asociación con el cambio en la Presidencia, lo que fue ratificado por Raúl Garreta, presidente saliente, y Fabián Yanonne, su sucesor.
Díaz Hermelo se basó en una encuesta de la Unión Industrial Argentina, para asegurar que ocho de cada 10 empresas se ven afectadas por la suba del costo de fletes y la escasez de contenedores; para más de la mitad esto repercute en una suba de los costos, falta en la provisión de insumos y pérdida de la competitividad, y tres de cuatro empresas registraron subas de costos del transporte por encima del promedio de otros costos.
Además, según ese informe, dos de cada tres firmas tuvieron que trasladar esas subas a precios; una de cada cuatro vio limitada las exportaciones por esta suba; el transporte por camión predomina fuertemente tanto para la provisión de insumos como para el despacho de productos; la mitad indicó que tiene flota propia, si bien 89% utiliza equipos de terceros, y tres de cada cuatro aceptaron que la presencia de mujeres en puestos operativos de transporte y logística es nula.
Agregó que, a la inflación, se suma el alza de “costos que no se pueden gestionar desde Argentina como los combustibles y los fletes marítimos” y concluyó: “Debemos abandonar la idea de que todos los protagonistas están sectorizados. Tanto los dadores de carga como los operadores y administradores del sistema tiene que ser conscientes de todo lo que está sucediendo. Es necesario unir las voluntades de todas las entidades para lograr una propuesta y elevarla a quienes están en las funciones públicas”.
Transporte y logística
Felcman observó que en la primera parte del año, hubo “una aceleración de los costos de transporte y logística, sobre todo del combustible”, dado que “la inflación batió récords en marzo, acumula 16,1% en el primer trimestre y 55,1% interanual. El contexto global que encadenó la guerra con la salida de la pandemia influye, además, sobre los precios de los commodities”, en un contexto económico que encadena 12 meses de recuperación.
Sostuvo que los precios del combustible “impactaron de lleno sobre los costos del autotransporte de cargas, provocando una fuerte merma en su rentabilidad, tónica que se aceleró tras la invasión de Rusia a Ucrania”. “Sólo en marzo pasado, las empresas de camiones padecieron una inflación del 9,18% y en el primer trimestre, de 19,85%, cifra que lleva la inflación para el sector muy por arriba de los 50 puntos porcentuales, el segundo más alto en los últimos veinte años”.
Musante añadió que a los costos visibles y medibles, como los de mano de obra, material rodante, combustible, peaje y neumáticos, se suman los “costos ocultos o de mayor complejidad, entre los que se encuentran las improductividades, la congestión del tráfico, los cortes de tránsito, las contingencias y la piratería del asfalto”.
“Gran parte de los costos que afectan a las operaciones logísticas sin transporte son costos que están atados al tipo de cambio oficial. Como el desfasaje cambiario no va a poder mantenerse en términos tan altos, los costos logísticos van a aumentar al ritmo de la inflación minorista”, comentó.