La exportación, al diván

Abrumado por las restricciones y las retenciones, el sector empresario no tiene un Norte claro. Encima, Brasil mejora su posicionamiento y la esperanza de alcanzarlo, vía el Mercosur, se evapora.

La exportación argentina se recuesta en el diván. Va a terapia por la represión paternalista. Cuando el mundo era una fiesta de altos precios y demandas sostenidas, las retenciones y las restricciones marginaron a la exportación de un momento que hoy ya es historia.

Si la terapia es una exageración interpretativa, aquí va otro indicio de la patología oficial, en boca de la ministra de la Producción, Débora Giorgi: "Estamos orgullosos de que nuestra caída en las exportaciones sea del 18%". Mal de muchos?

La relación entre el sector privado exportador y el Gobierno no está en su mejor momento. El primero entiende que no hay un marco de previsibilidad necesaria para los negocios. El segundo se siente cada vez más cómodo con su receta del "comercio administrado".

Y juega la carta de cómo creció el comercio en el fabuloso período 2003/2007. Los números respaldan este récord histórico que, dicho sea de paso, no es patrimonio argentino. "No se va a volver a ver algo similar", destacó el economista Miguel Angel Broda, presidente de la Fundación Gobierno y Sociedad.

Con todo, la Cámara de Exportadores proyecta que las exportaciones argentinas en 2009 cerrarán en 55.000 millones de dólares. El Gobierno, en octubre último, proyectó un optimista monto de 73.800 millones. "Cambió el contexto", repite Enrique Mantilla, titular de la cámara, tres reclamar que la única forma de invertir es contando con "una nueva agenda para el largo plazo":

El nuevo contexto está marcado por el viraje de los negocios y el consumo internacionales hacia los países del Asia, que destronaron en poder de consumo a los Estados Unidos y la Unión Europea.

Cuando pase el temblor -y el segundo trimestre de 2009 dio muestras claras de que las aguas se están calmando, al menos en los países más afectados por el epicentro del terremoto- la expansión del producto bruto mundial estará marcada en un 80% por los países emergentes, a través de la demanda de commodities .

"La fórmula para aprovechar ésto es superar la tentación de las respuestas de corto plazo y modificar las políticas que traban el desarrollo de las fuerzas productivas. Tenemos que aprender las lecciones de estos últimos dos años", reflexionó Mantilla.

El nuevo orden comercial se caracteriza por un cóctel de reducción del crédito mundial, sobrecapacidad instalada y feroces presiones competitivas. Para las empresas, incluso las argentinas, la solidez en sus finanzas marcará la viabilidad comercial.

"Hay que fortalecer las finanzas de las empresas. No tiene explicación el retraso en la devolución de los reintegros [a la exportación]. Hoy el stock de deuda está en los 1000 millones de pesos", protestó Mantilla.

La CERA envió el año último al Ministerio de Economía un paper en el que propone un nuevo instrumento de crédito -los documentos de aceptación de exportaciones, o DAX- acorde a la sequía financiera actual que permita canalizar el capital atesorado en dólares al sistema productivo.

"Le voy a pedir a Boudou [Amado, ministro de Economía] que me pase ese documento", respondió Giorgi, en relación con el pedido de los exportadores.

Orgullo

Frente a una caída mundial de las exportaciones del 25%, la caída argentina "fue bastante inferior al promedio y se situó en 21%, cuando China cayó 21,7%; Brasil 22,8%; Estados Unidos 25% y la Unión Europea 32%", indicó la ministra.

"Quiero felicitarlos. Estamos orgullosos de que esto esté pasando. Y tiene que ver con el trabajo conjunto entre el Gobierno y los empresarios: la caída de las exportaciones de manufacturas de origen agropecuario e industrial fue del 12%, mientras que en Estados Unidos fue del 23%, en Chile del 20%, en Australia del 19% y en Europa del 32%", festejó Giorgi.

Y continuó: "Hubo productos que pudieron colocarse en este contexto tan adverso como los de la industria farmacéutica, abonos, autos, productos de confitería, residuos de la industria alimentaria y productos siderúrgicos de alto valor agregado". Dijo esto último con una sonrisa hacia Mantilla, ejecutivo a su vez de Techint. Y volvió a repetir: "Debemos festejar estas caídas menores y sentirnos orgullosos".

A quien quisiera oír, Giorgi recordó que entre 2003 y 2008 la tasa de crecimiento de las exportaciones argentinas fue del 18% anual (superadas apenas por el 24% del Asia en desarrollo), y que en ese período el PBI creció al 8,5%; la tasa de inversión llegó al 23% del PBI; las reservas totalizaron US$ 36.000 millones; los flujos de inversión extranjera directa acumulada arribaron a US$ 30.000, y se mantuvieron los superávit gemelos en torno al 3,3%.

"Enfrentamos la crisis con menos recursos que los países desarrollados. Tratamos de buscar medidas de aliento a la demanda local", asegur
ó, tras defender la estatización de las AFJP y la captación por parte del sector productivo de ese ahorro.

Sobre las licencias no automáticas -que también defendió- manifestó que este Gobierno "va a proteger al mercado interno de la competencia desleal que genera la sobreproducción que hay en el mundo", y que estas medidas "sólo cubren el 8% de lo que importa la Argentina".

"No tengan dudas; este Gobierno quiere un país exportador en el marco de la sustentabilidad", concluyó Giorgi.

Algunos no la aplaudieron. Un directivo de una de las principales empresas exportadoras argentinas se limitó a comentar: "Fue una presentación inteligente digna de un funcionario de este Gobierno".

Terapia del Mercosur

Una sesión aparte mereció el análisis de la integración regional. El Mercosur y Brasil también fueron "tema de terapia" para los exportadores. El despegue de Brasil emula el "síndrome del nido vacío".

"Muchos plantean que la posibilidad de llegar a bueno puerto [en las discusiones sobre la integración] es una tarea compleja en un mundo donde la multilateralidad está puesta en duda", reflexionó Ricardo Delgado, director de Analytica.

En este escenario, Brasil es el actor principal. Tiene el rol protagónico en una coreografía signada por la "geometría variable" y las "asociaciones flexibles". La parálisis del esquema multilateral de negociaciones hace que las alianzas entre los actores no sean "ni excluyentes ni permanentes".

En Doha, por ejemplo, Brasil pugnó por cerrar el acuerdo. La Argentina votó en contra. Como nunca en el diálogo conjunto entre ambos países las diferencias se hicieron tan evidentes.

Además, la integración mercosuriana no logra soslayar dos mandatos que deja la experiencia europea: la visión compartida y la comunidad de interesas.

"Persisten las asimetrías y crece la asincronía entre los socios principales: Brasil está en un estadio de desarrollo varios pasos más adelante que la Argentina, que intenta reindustrializarse, mientras que Brasil ya superó esa etapa y puede tener un tipo de cambio bajo que lo sufren sus pymes, pero que sigue demostrando ser competitivo en exportaciones. Por eso Brasil le dijo que sí a Doha y la Argentina no", sintetizó Delgado.

Para el experto en Brasil, Dante Sica, basta ver la presencia del socio mayor del Mercosur "en cuanto foro internacional haya" para comprobar el posicionamiento que está logrando.

"Desde el maravilloso invento de los BRIC (Brasil, Rusia, India y China), hasta el G-7 y el G-20, Brasil siempre está presente, y se plantea negociaciones globales con una agenda más abierta", indica Sica.

¿Cómo impacta esta andanada internacional brasileña en el Mercosur?

Sica entiende que el bloque atraviesa por una etapa de crisis sin integración y que no requiere ni de relanzamientos ni de una refundación, sino más bien de un "sinceramiento".

"Hay un bilateralismo casi excluyente. Más que un marco de cuatro países, el eje es Brasil y el resto. Ya la semana última Lula le prometió a Mujica [José, precandidato presidencial uruguayo por el Frente Amplio] una relación bilateral excluyente a futuro con Uruguay", señala el titular de abeceb.com. Uruguay, y Paraguay, están más que disconformes con el Mercosur. Y quieren contar con más cintura para diálogos bilaterales.

El intervalo en el que ingresó el corazón de la integración (la unión aduanera) se prolongó demasiado. Menos del 40% de los productos cumple con el arancel externo común (AEC), y tampoco hay avances en la eliminación del doble cobro de aranceles,.

La debilidad que arrastra el bloque se evidenció todavía más en la incapacidad que tuvo para dar una respuesta política conjunta para enfrentar la crisis.

"Cambiaron las prioridades de los socios, sobre todo las de Brasil. Allá piensan que el Mercosur no debe continuar con la configuración actual, porque el bloque no le sirve en las negociaciones importantes. Para la Argentina, el Mercosur es clave en lo comercial, pero este formato tampoco le sirve porque se siente más cómoda con el comercio administrado", explicó Sica.

Recuperación

¿Qué depara el futuro cercano?

El mundo muestra signos, bien diferenciados, de recuperación. Para Broda, "la recesión global terminó y se logró evitar la gran depresión por la aplicación de las políticas públicas más expansivas que se pudieron haber imaginado".

Entre los grandes "recuperados", Broda citó a Singapur, que pasó de una caída del 15% a un crecimiento del 20% (entre el cuarto trimestre de 2008 y el se
gundo trimestre de 2009). China, en el mismo período pasó del 5% al 14,9, y Brasil trepó de una caída del 8,7% a un crecimiento del 6,5%.

Para el economista, los tiempos fueron bien diferentes: en febrero, tocaron fondo China y Japón; en marzo les tocó a India, Corea e Indonesia; en abril fue el turno de Brasil, Francia y Alemania (estos dos, ya en crecimiento en el segundo trimestre de este año); México, en mayo, y en junio Estados Unidos, Chile y la Argentina. "Pero hay algunos que todavía no llegaron al piso. Y eso puede llegar en algún momento de 2010, para países como España, por ejemplo", citó.

En la región, prácticamente todos los países experimentaron una fuerte salida de capitales externos que, lentamente, comenzó a revertirse en Brasil, en Chile y Perú. La Argentina también se diferenció en este punto: más que salida de capitales externos por pérdida de confianza, se fueron los capitales internos, que afectará la recuperación desde el punto de vista del producto.

"Todo intento argentino de realizar una política expansiva desde lo monetario chocó con la desconfianza y el alto nivel de dolarización de la economía que motivó el resultado de la política restrictiva que vimos", señaló Sica.

La mayoría de los países pudo enfrentar la crisis con política cambiaria, echando mano a la tasa de interés para generar liquidez y atenuar la caída de las exportaciones. Aplicaron también políticas sectoriales para mantener los niveles de actividad y empleo y, por supuesto, instrumentaron políticas comerciales pero con matices: la Argentina protegió más el mercado interno y los sectores industriales sindicados como "los sospechosos de siempre", mientras que Brasil mantuvo una suerte de apertura, garantizándole liquidez a la cadena, en una apuesta al retorno de los capitales una vez superada la crisis, exhibiendo la carta del "respeto por las reglas".

Sica entiende que el crecimiento que se avecina se ubicará en el orden del 2 al 3%. "La diferencia es que en el ciclo anterior del crecimiento el 60% fue responsabilidad de los emergentes. En el que se viene, el protagonismo que tendrán será del 80%, con mayores importaciones, por lo que se espera un mantenimiento en el precio de las commodities ", proyectó el economista.

El sostenimiento de los valores, en este caso, tendrá un componente de especulación que, sin embargo, no se verá de nuevo reflejado como en la época de los picos de 2008, provocados por el apalancamiento financiero. "Los fundamentals de los propios bienes tendrán un papel importante de nuevo", destacó.

Válvulas

La crisis también demostró que el mundo aplicó cuanta herramienta tenía a mano para protegerse. La superación de la crisis no significará la desaparición de las restricciones al comercio. Más bien, se mantendrán como "válvulas de escape" para crisis futuras.

Las commodities minerales (hierro, por ejemplo), seguidas de las industriales (cobre) serán las grandes impulsoras del crecimiento del comercio exterior, según indican las tendencias actuales. Las materias primas agrícolas, donde la Argentina tiene mayor presencia internacional, no dinamizarán tanto el intercambio global.

"No explotamos lo suficiente las ventajas de tener un socio que crece, como Brasil, que tendrá cada vez más un rol activo en el frente regional, en plano Sur-Sur y con Estados Unidos y la Unión Europea", reflexionó Sica.

El "alta" en la terapia está lejos para las exportaciones argentinas. Hay un abismo entre un Gobierno que apuesta a la "teorética" de la crisis, y el "materialismo" empresario. Un tratamiento posible, sería dosis de pragmatismo brasileño. O al menos una agenda común. Pero ese diálogo, que se da en el Mercosur, está pasando por incómodos silencios. Dignos de una terapia.

deNeXos – 25/08/09 – MT 

Fuente: La Nación