Los precios de los combustibles han variado mucho en los últimos años. No sólo por los incrementos, sino porque la diferencia entre el valor de la nafta y el del gasoil se achicó drásticamente.
En 2003, por ejemplo, la nafta súper costaba 1,889 pesos por litro, contra 1,439 del gasoil y 0,650 del GNC.
A estos combustibles tradicionales se han sumado en las estaciones de servicio otros dos: las naftas premium de 98 octanos y el flamante gasoil premium, con bajo nivel de azufre (tiene un máximo de 50 partes por millón, ppm). Ambos con objeto de abastecer a las nuevas generaciones de automóviles nafteros y diésel, que exigen combustibles de máxima calidad. Entre estos dos combustibles premium, además, hay muy poca diferencia de precio.
En este contexto, ¿qué tipo de automóvil conviene comprar? Y más aún, en otras épocas tarde o temprano los vehículos con mecánica diésel pasaban a ser más rentables que los nafteros. Pero ahora, con el actual cuadro tarifario, ¿cuántos kilómetros o tiempo de uso se necesita para obtener esa rentabilidad? Si el tiempo es mucho, ¿se justifica comprar un vehículo gasolero?
El GNC, se sabe, es indiscutible entre los vehículos nafteros que se utilizan para trabajar. Pero también este combustible subió el precio (y es más caro cuanto más nos alejamos de la Capital) .
Para muestra sobra un botón, dice el refrán. Por eso, nada mejor que un ejemplo práctico para poner blanco sobre negro en materia de rentabilidad.
Para los cálculos, se tomaron como base los precios y consumos de la gama Citroën C4 Sedan. Concretamente, las versiones 1.6 X naftera (base), que 0 km cuesta 69.790 pesos, y la 2.0 HDi SX, de 84.680 pesos.
Respecto de los precios de los combustibles se tomaron los de la estación de servicio YPF de la avenida Córdoba y Leandro N. Alem, Capital, donde los valores son los siguientes: nafta Fangio XXI (premium de 98 octanos), $ 3,329 por litro; nafta súper XXI (95 octanos), 2,958; gasoil ultra diésel, 2,206; gasoil euro diésel, 3,199, y GNC, 0,949.
Cabe consignar que en el método de cálculo sólo se utiliza, a partir del precio inicial del vehículo, el consumo promedio de combustible, sin que se contemplen patente, seguros y otros gastos.
Como se observa en el gráfico que ilustra esta nota, el GNC es imbatible en este aspecto. No en vano es utilizado por la mayoría delos taxis, remises y otros vehículos de trabajo.
Considerando un costo promedio del equipo de GNC de 3000 pesos sobre el precio original del modelo naftero, basta realizar unos 22.320 kilómetros (un año o poco más a un uso normal) para que el vehículo pase a ser más rentable que con nafta de 95 octanos, y en sólo 18470 si el usuario utilizara nafta premium de 98 octanos.
Nafta contra gasoil
Muchos usuario particulares no utilizan equipos de GNC. Por lo tanto, la comparación que realizan a la hora de adquirir un vehículo es entre nafteros y diésel.
En abril de 2003, bastaban algo más de 51.000 kilómetros para que un Volkswagen Polo diésel pasara a ser más rentable que el mismo modelo de nafta.
Hoy todo cambió. Utilizando gasoil normal (con 1500 o más ppm de azufre), hay que realizar 139.230 kilómetros para que un Citroën 2.0 HDi pase a ser más rentable que el 1.6 X naftero. Considerando un uso anual de la unidad de 20.000 kilómetros, esto significa casi siete años. Mucho tiempo si se cambia el auto en forma periódica o demasiado viejo para obtener una ganancia concreta. Obviamente, si se utiliza el gasoil premium el kilometraje sube mucho más, a 273.045 kilómetros (más de 13 años).
Por último, si se usara nafta premium de 98 octanos en el C4 1.6 y se comparara con el C4 2.0 HDi, éste sería más rentable, usando gasoil normal, a los 110.327 kilómetros (unos 5 años y medio de rodaje) y a los 180.374 km; es decir, nueve años después de adquirirlo, con gasoil premium.
En suma, desde el punto de vista de la rentabilidad, hoy los gasoleros están en desventaja.
Cómo manejar para gastar menos
La campaña europea Ecodriven, de la que participan nueve estados miembros de la Unión Europea, promueve la conducción de vehículos en forma eficiente.
Por eso, los responsables de Ecodriven proponen cinco reglas fundamentales para una conducción ecológica, en especial con automóviles posteriores a 1990.
- Cambiar las marchas entre 2000 y 2500 rpm, y mantenerse en la marcha más larga posible.
- Conducir a velocidad constante. Con esto se reduce el consumo, porque al acelerar es cuando más combustible se gasta. Conducir a alta velocidad requiere más energía. Circular a 120 km/h incrementa el consumo por kilómetro en un 30% si se compara con viajar a 80 km/h.
- Anticiparse a las condiciones del tránsito. Con eso se evita frenar y acelerar en exceso.
- Comprobar la presión de los neumáticos. Si es un 25% inferior a la correcta, la resistencia al rodaje crece un 10% y el consumo un 2 por ciento.
- Desacelerar gradualmente sin cambiar de marcha, así se corta la inyección de combustible y no hay consumo.