El fundador de la FADEEAC falleció ayer en la ciudad de Buenos Aires. Compartimos la última entrevista publicada en la revista de la entidad.
Su capacidad de liderazgo se basó en ser correcto en cada procedimiento, en no tener dobleces.
Desde que fundó la Cámara de Empresarios del Autotransporte de Cargas (CEAC), en 1962, don Rogelio Cavalieri Iribarne entregó su vida a la defensa del sector. Cinco años después, creó la Fadeeac y hasta 1995 fue su presidente. Hoy, es inspiración y emblema para los dirigentes y transportistas. Tal vez su pasión por la actividad sea intransferible, pero su historia es ejemplo y consigna de los buenos valores.
En los distintos encuentros que tuvo con Revista Fadeeac, siempre destaca que, de volver a nacer, haría el mismo camino que hizo. En sus palabras hay felicidad por los objetivos logrados. En todas sus conquistas hubo un equipo que lo respaldó y que supo liderar. Los desafíos alcanzados trascienden su propia historia y es capital fundamental del presente.
Luego de dejar el Ejército a los 24 años, adquirió su primer camión Man. “Salí a pelear por mi suerte”. Como todo principiante, aprendió a manejar con mucha responsabilidad. Fue así como llegó a tener varios camiones y a crear Transportes El Rutero, en el Pasaje Barolo. “Fue como tocar el cielo con las manos para alguien como yo, que venía de un pequeño pueblo, Moquehuá (en el partido bonaerense de Chivilcoy)”, expresa cuando se le pregunta por sus comienzos.
Desde que asumió como Presidente de la Fadeeac buscó “transmitir principios de honestidad, decencia, corrección y respeto a los demás”, según sus propias palabras. Esa actitud y comportamiento lo llevaron conocer diferentes personas y agrupamientos en distintos lugares del país. Nunca dudó que unirse a otros es mejor que manejarse de forma individual. El sector siempre necesita afianzar su organización para seguir creciendo.
La capacidad de liderazgo se basó en ser correcto en cada procedimiento, en no tener dobleces, buscar consensos y evitar las imposiciones. Protagoniza el rol de investigar, aprender e intervenir para crear futuro. Ama la profesión que lo llevó a ser el más importante hombre de esta actividad. Tanto es así que el Centro de Capacitación que la Federación tiene en la localidad bonaerense de Escobar lleva su nombre.
Kilómetro a kilómetro
El 5 de diciembre de 1967, la Federación abrió sus puertas en una sede prestada, ubicada en José María Moreno 1739 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, perteneciente a la Cooperativa Diesel. Hacia 1969, se muda al Pasaje Barolo, cuando logra comprar las oficinas 26 a la 32 gracias a la colaboración de los integrantes y de un bono que tenía como premio un semirremolque donado por una de las fábricas.
En aquellos días la agenda de trabajo también requería de mucho esfuerzo. Entre las tareas que Cavalieri Iribarne encabezó estuvieron las de atender las distintas problemáticas y prioridades; el intercambio con organismos oficiales y representantes sindicales.
Además, se concretó la innovación en la producción de información y se comenzó a mediar en la evolución del costo del transporte de cargas. También se llevó a Fadeeac fuera de las fronteras nacionales y se impulsó la capacitación de los conductores, creando la Fundación Profesional para el Transporte (FPT).
Este gran dirigente, que es homenajeado en cada acto que la ocasión lo permite, como lo fue durante la cena que la Federación celebró al cumplir 50 años de vida, hace hincapié en un aspecto fundamental: Fadeeac tiene “una enorme responsabilidad social, no sólo poderío económico”. Para él, el prestigio debe basarse en la educación y en los valores que transmite tanto a los choferes, empresarias y dirigentes. “Esta entidad no compró ni se vendió jamás, siguiendo los principios que siempre transmitimos”, expresa con orgullo.
Nota publicada en la Revista Fadeeac 242.