Desafíos para el mejoramiento de la infraestructura vial

Opinión. La red vial necesita inversiones en infraestructura y un plan vial de crecimiento de largo plazo con recursos específicos, que defina una política de estado.

 

Marcelo Ramírez*

Se debe diagramar un plan vial de crecimiento de largo plazo, consensuado, con recursos específicos, que defina una política de Estado


Pocas veces tomamos conciencia de que la carretera es un servicio público que funciona 24 horas al día y los 365 días al año. Por ello es importante resaltar la importancia de la carretera en nuestra vida y la de toda la sociedad.
El transporte carretero es y seguirá siendo el eje fundamental del sistema de transporte en la Argentina, por lo cual nuestro país tiene la urgente necesidad de desarrollar un sistema de infraestructura vial moderno, en condiciones y que apalanque el crecimiento. Si bien mucho se ha encarado, mucho nos queda por recorrer.
Desde la Asociación Argentina de Carreteras, colaboramos activamente en el desarrollo y aplicación de políticas que ayuden a transformar y desarrollar la red, no sólo por un legítimo interés sectorial, sino por el interés nacional.
El impacto más importante de la infraestructura vial se da sobre los costos de las actividades productivas y, en consecuencia, sobre la competitividad de la economía del país. Por eso estamos convencidos de que la inversión en infraestructura vial es una de las variables fundamentales que contribuyen al crecimiento y desarrollo económico de un país, la productividad del sector privado, la integración y el bienestar social de la población.
Las inversiones en infraestructura no sólo facilitan el transporte de los bienes e insumos y la provisión de los servicios, sino que hacen que su prestación se realice de manera más eficiente y beneficiada por la disminución de los costos.
Ahora más que nunca es necesario planificar ese desarrollo, con nuevos proyectos productivos que aseguren el retorno esperado con alta rentabilidad económica- social de corto y mediano plazo, rápidamente.
Para esto se debe diagramar un plan vial de crecimiento de largo plazo, consensuado, con recursos específicos, que defina una política de Estado, flexible y modular y que permita adaptarse a la realidad de cada momento, pero sin perder el objetivo final.
El otro aspecto que resaltar, y sobre el cual debemos trabajar en forma urgente, es la necesidad de encarar un adecuado mantenimiento de la red vial del país que nos permita no sólo recuperar el patrimonio vial existente sino mantenerlo en el tiempo.
Debemos iniciar urgentemente el camino para poner fin al déficit estructural en la conservación de las carreteras que cíclicamente afecta a nuestro país, agudizándose en los periodos donde la situación económica está afectada y los de recursos son escasos.
La necesidad de las inversiones destinadas a la rehabilitación y la mejora de los pavimentos, como de todos los elementos constitutivos de los caminos, cobra tal magnitud que no podemos seguir ignorando sus efectos negativos: aumento del riesgo de accidentes, mayor incomodidad en los viajes y mayores costos operativos de los vehículos, lo que se traduce en el incremento de emisiones contaminantes.
La insuficiencia del mantenimiento implica una disminución del valor patrimonial de las carreteras y, tanto directa como indirectamente, de la riqueza de la nación.
Si la inversión en mantenimiento no se realiza en forma constante, el costo para los ciudadanos acabará siendo muy superior y el estado de las carreteras seguirá empeorando inexorablemente.
Una carretera en buen estado es absolutamente necesaria para la comodidad y seguridad de sus usuarios, que somos la mayoría de los ciudadanos.
De esta manera, al disponer de una mejor red vial, logramos impactar de lleno en una mejora de la seguridad vial, aspecto sobre el cual debemos trabajar aun mucho más concientizando a la sociedad.
En otro sentido, el sector vial está en deuda de cara a la sostenibilidad. Debemos trabajar en un plan estratégico para la sustentabilidad en carreteras que permita el desarrollo sostenible de nuestra infraestructura, donde el sector privado deberá incorporar tecnología que las hará más eficientes, permitirá optimizar costos y ser más competitivas.
Y la implementación  de estrategias de sustentabilidad debe ser gradual, aunque el inicio debe ser d​​ inmediato.
Por último, quiero referirme a la necesidad del desarrollo de los caminos rurales, como soporte fundamental para trasladar a la producción primaria de nuestro país. Son el eslabón inicial de la red vial y es necesario que estén preparados para incrementos de la producción, con una política activa, recursos compartidos entre todos los estamentos y un nivel y estándares de gestión y calidad homogéneos.
La necesidad de aprovechar las riquezas con las que la naturaleza ha dotado al país y el esfuerzo de los productores requiere el desarrollo de un sistema de transportes que ayude al productor y que no sea un sobrecosto adicional. Si bien todo el sistema de transportes requiere mejorar su eficiencia, el caminero en general y el de caminos rurales en particular resultan ser los puntos vitales por mejorar si queremos generar un sistema más racional.

Con foco en la necesidad de aumentar las exportaciones y a mejorar la productividad de las economías regionales, el sistema de transportes constituye un cuello de botella que limita el cumplimiento de esos objetivos. Es vital ubicar el tema en lo que creemos debe ser la apertura a una nueva etapa de desarrollo vial argentino, tendiendo a impulsar una solución definitiva para los caminos secundarios y terciarios del país.
Por eso, el foco en la planificación, el mantenimiento, la sustentabilidad, la seguridad vial y los caminos rurales.
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*​ ​Presidente de la​ ​Asociación Argentina de Carreteras (AAC)