“Ves…, la ola choca contra la arena y al romperse, genera toda esa espuma”, dice Carlos Di Napoli, fundador de Remolcadores Mar del Plata, la empresa de servicios que debe lidiar todos los días con la falta de dragado en la boca del puerto local. Carlos es hermano de Néstor, el padre de Sergio, el actual gerente de esta empresa familiar, la única que realiza remolques en el complejo y bravo puerto local.
Ese banco de arena tiene que ser removido por la Draga 259 Mendoza. Las obras deberían haber comenzado en octubre del año pasado, según palabras del propio presidente del Consorcio. Todavía la esperan.
Al ser el canal principal un recuerdo, el canal secundario es la única alternativa para poder ingresar o salir del puerto. Pero su situación es más que precaria. En la actualidad, más allá de que se lo haya ¿dragado? con la draga Acróbata, no permite el ingreso de buques portacontenedores con una eslora superior a los 140 metros.
“El problema no es tanto la profundidad sino el ancho, el canal es muy angosto y los buques grandes tienen que hacer una maniobra muy cuidadosa al ingresar con los prácticos. Las naves deben dibujar un ángulo agudo con la Escollera Norte y no hay margen en las bandas para que el buque caiga, en caso de un error”, explica Sergio, la nueva generación de los Di Nápoli.
Si hubiese más profundidad y mayor espacio para las maniobras, podrían ingresar barcos más grandes. Maruba, una de las navieras que llegaba al puerto, no puede hacerlo por la falta de calado para sus barcos. “Hace un tiempo Hamburg quiso ingresar con un barco de 160 metros. Se hicieron consultas y con buen criterio le dijeron que no”, reconoce el gerente.
La estrechez del canal secundario quedó en evidencia aún con la Acróbata todavía colando agua frente a Playa Grande. En el segundo semestre del año pasado, en dos meses, quedaron cuatro barcos encallados en la boca del puerto. Un Chiarpesca, el potero Coral Azul y los fresqueros Antonino y Galemar.
“El más complicado fue el Galemar, un fresquero de 54 metros con el que estuvimos trabajando más de 6 horas para sacarlo”, reconoce Di Nápoli, que evita confirmar si se trató de errores humanos o acumulación de arena. “Cualquiera puede equivocarse, pero no en este puerto. La situación es tan delicada que acá no hay margen para el error”.
A partir de estos “accidentes” repetidos, la Prefectura decidió que los barcos de más de 25 metros debían ingresar con el Doblegador, el remolcador actual que tiene la empresa. “Es pan para hoy y hambre para mañana”, dice Sergio sobre la situación. “A nadie le gusta ver al puerto en esta situación de precariedad absoluta. Me gustaría trabajar con buques más grandes, con cruceros”.
A muchos no les gusta está situación, aunque las respuestas no son las satisfactorias, o cambian con el correr del tiempo. “El año pasado en el Consorcio nos dijeron que la Draga 259 se iba a encargar del banco de arena y la Acróbata trabajaría sobre el canal”, subraya Di Nápoli.
La Acróbata ya no pertenece a Dragamais Argentina sino a una naviera griega. Está amarrada en la Escollera Norte, interdicta por la Justicia Federal hasta tanto regularice la deuda con el SI.CO.NA.RA.
“Ahora parece que todo lo hará la draga de la Subsecretaría de Vías Navegables, incluso en el interior del puerto. Pero no he visto cuál es el plan de dragado”, reconoce el remolcador.
¿El Consorcio tendrá un plan? Lo que pudimos saber es que la demorada draga Mendoza esperaba a que le adosen un radar y las balizas correspondientes para que la Prefectura la deje zarpar del puerto capitalino rumbo a esta ciudad. Mientras tanto se sigue trabajando sin red, sin margen para la equivocación.
deNeXos – 23 /04 /09 – MT
Fuente: NuestroMar
