La evolución de los sistemas de identificación ha mantenido su vigencia en el marco de una mayor digitalización de las empresas.
El código de barras llegó a la Argentina hace 32 años y, a pesar de su antigüedad, no se han generado otros mecanismos de gestión que amenacen su vigencia, según lo que observaron desde GS1, la entidad que administra la codificación masiva de productos y servicios en el país y que apunta a la digitalización de la economía.
“Hoy, hablar de código de barras es referirse al inicio de la codificación e identificación en los productos. Eso evolucionó hacia alrededor de nueve tipos de códigos, no sólo se identifican productos, sino también los servicios. Están en facturas, boletos electrónicos, órdenes de compra. Y no sólo en una unidad física, con el intercambio electrónico de datos, también se puede leer una factura para el cobro de servicios y cada vez evoluciona más”, aseguró Alejandro Rodríguez, presidente de GS1 Argentina.
Rodríguez afirmó que “es muy difícil que desparezca, porque permite identificar fácilmente productos de consumo masivo de poco valor. Si bien hay otros medios para identificación pero no los soportaría el precio de ciertos productos, porque sería más caro el envase por el valor del dispositivo. El código de barras tuvo éxito porque permitió identificar productos con poco margen de ganancia”.
Por su parte, el gerente general de la entidad, Rubén Calónico, acotó que “hay formas más sofisticadas de leer un producto, en la cadena de pagos. Pero, para atrás, la cadena logística requiere de información desde la elaboración hasta la venta. Eso es todo costo. Entonces, ¿para qué poner costos más altos en tecnología, si el código de barras es lo más barato hasta el momento?”.
Con el uso correcto de sistemas de codificación e información, en ciertos procesos logísticos se pueden lograr tiempos de transporte y descarga que lleguen a 20 por ciento de los originales. Al respecto, Rodríguez destacó que “eso, en costo es muy importante. Lo que antes era una persona tildando, hoy es leer el código y darle el visto bueno en segundos”.
Los códigos se han utilizado para identificar productos, activos, localizaciones. El modelo clásico comienza por identificar el país, que en el caso de la Argentina es el prefijo 779, la empresa y el producto. Luego, aparecerán el lote de producción, la fecha de vencimiento, el número de serie y otros datos, como dónde y cuándo se fabricó, quién lo hizo, la marca, la fecha de vencimiento. Esto se puede llevar a los pallets y a los contenedores.
“El código evita errores, porque no es necesario transcribir cosas. Eso puede partir de una orden de compra del cliente a un proveedor, en el medio con documentación electrónica, recibos, facturas, aprobaciones y registro de pagos. Cada mínimo paso de una cadena de abastecimiento enormemente cargada de una cantidad de productos y de una dinámica importante, como es el hipermercadismo, se puede hacer gracias a los códigos”, destacó Calónico.
Desde la línea de cajas con un escáner se pasó a sistemas más inteligentes con mayor información, del cobro se pasó a la reposición y el inventario.
En todos los sectores
Rodríguez destacó el avance de la digitalización que llegó hasta el internet de las cosas. “Pero en el medio hay muchos escalones. Esto, cada vez, se hace más económico”.
La incorporación del sistema en una empresa se podrá dar a partir de una regulación estatal o de un sector o compañía. Para facilitar el acceso a las pequeñas unidades industriales GS1 Argentina ha cerrado convenios con secretarías pyme y ministerios de Producción de varias provincias para que tengan menores costos y facilitarles el proceso.
El titular de la entidad observó que “es muy difícil que haya algún mercado que no tenga codificación, con diferente penetración. En consumo masivo es donde más desarrollado está, porque, en un mercado donde se manejan 60.000 referencias en un momento fijo, todo tiene que estar identificado cuando pasa por la línea de cajas”.
A su vez, hizo hincapié en que “sólo pensar lo que venden las grandes tiendas, los grandes hipermercados y las grandes y pequeñas industrias involucradas, da un espectro de hasta dónde llega el código de barras”.
Además, en la venta de productos frescos hay codificación compartida por varios códigos: el de barras, data barr, QR, datamatrix, cada uno con diferentes funciones. Uno tendrá el precio, otro seguirá las ventas y un tercero permitirá acceder a información sobre usos o descuentos o acciones de marketing. Pero todos implicarán una carga previa de datos.
La digitalización
Al observar la situación actual de esta tecnología, Rodríguez enfatizó que “la digitalización es lo que se viene fuerte, por la mejora de procesos y de costos”, sobre todo para las pymes ya que las grandes empresas han tenido un gran desarrollo en ese sentido.
“Hay soluciones económicas y eficientes para transmitir datos e información, sin recurrir al papel. El pago electrónico tendrá un desarrollo fuertísimo en el que GS1 está trabajando, que va a pegar en el control del manejo de efectivo con más eficiencia y menos costos y más seguridad para el sistema. El ahorro será muy grande”, consideró el presidente de la organización.
Ambos directivos apuntaron a que la meta será la digitalización de las empresas y el comercio. Sin embargo aceptaron que en internet “hay una gran cantidad de cosas que no son las que busca el cliente o se repite información”. Ante esa realidad, GS1 desarrolló smart search, un método donde se estructura esa información para que sea legible, precisa y entendible, para que cuando la decodifique el aparato del usuario aparezca lo que necesita y no otra información.
Para eso, a nivel global la entidad desarrolló una serie de procesos estandarizados que deberá cumplir la empresa responsable del producto, para evitar que sea una tercero quien lo haga y garantizar que la existente será información de calidad.
GS1 estructuró la información en las redes para que el usuario encuentre de manera muy sencilla el servicio o producto que requiera. El trabajo lo hizo la ofi
cina global en alianza con varios buscadores y para garantizar una compra más segura, práctica y efectiva. El desafío para las empresas será la velocidad y calidad de entrega. Para eso deberá identificar dónde está el producto, cuánto mide, el tipo de envase, vencimientos y rotación de stock. Quien tenga esa información correcta va a ser quien mejor entregue el producto. Esos datos estarán codificados.
Además, hará falta una facturación más detallada para cada uno de los compradores, que si se tuviera que hacer de forma manual representaría altos costos, con posibilidad de errores y tiempos lentos de realización.
Rodríguez insistió en que “en el e-commerce el producto existe, está codificado e identificado. GS1 trata que ese código cada día sea más eficiente. En el futuro, la gran competencia será quien lo exhibirá mejor en internet y qué información dará. En esta plataforma se pondrá el nombre del producto y va a traer a varios oferentes, la disputa será la entrega. GS1, con su catálogo electrónico, podrá mostrar cuánto mide el producto, cuánto cuesta el envío, cuándo se entregará y cómo se hará”.
Invisible pero real
Una evolución del sistema de codificación será DG Mark, un código de barras envolvente que se imprime en el empaque en una película que el ojo humano no ve y permite la lectura desde cualquier ángulo sin enfocar el escáner hacia el código. En líneas de self check out, el lector tiene cargado el peso del producto y cuando se lo apoya en su balanza lo chequea con su base de datos, lo que garantiza la compra real del producto escaneado.ÂÂ
Pero, a pesar de que los supermercados y retails han incorporado una gran cantidad de productos a su oferta, hay otras industrias, como las automotrices, en las que el producto final no se vende con código de barras, aunque todas sus partes están codificadas.
Así, en el área de salud la codificación llegó a la industria farmacéutica, el instrumental quirúrgico y las prótesis, mientras que en muchos centros médicos del mundo se hace la trazabilidad del paciente mediante pulseritas que contienen la historia clínica y la información del tratamiento, con el beneficio para la persona internada de que no habrá errores.
“Hoy el desarrollo de la línea de salud en Argentina, a nivel mundial, es muy importante”, destacó Rodríguez. Calónico acotó que “la Anmat usa el código de barras para el seguimiento del medicamento y garantizar la trazabilidad”.
Fuente: Suplemento T&L La Nación
01 de marzo de 2017 – ep/agp