Durante el traslado de la mercadería por camión se producen desplazamientos que trabajan sobre la carga, imponiendo ciertos cuidados.
“La fricción es clave en la sujeción y para la correcta aplicación de las normas” sentenció Daniel Clarke, consultor especializado en temas vinculados con el transporte de carga, quien agregó que “dicho de otra manera, los métodos comunes de amarre, como pasar una eslinga encima de la carga, atar y tensarla, no funcionan eficazmente sin una cantidad suficiente fricción y los requisitos mínimos expresados en la norma se basan en ese mínimo”.
Clarke se refería a la norma IRAM 5379, y al respecto precisó que “durante el traslado, el movimiento del vehículo y las vibraciones inducidos por el camino hacen que la carga se acomode, y las eslingas tienden a perder tensión. Dentro de los primeros 80 kilómetros del viaje, como la norma exige, es muy importante que paremos a verificar los amarres para evitar que la pérdida de tensión haga que el sistema de sujeción pierda su eficacia. Esto se debe hacer también cada tres horas o 240 kilómetros durante el viaje”, añadió.
En cuanto a por qué si se sigue llevando la misma carga sin inconvenientes ¿para qué cambiar las técnicas de sujeción de siempre?, el profesional respondió: “Saltando lo obvio: que es una responsabilidad legal con penas asociadas, es para seguridad de los demás usuarios de la vía pública y del mismo conductor del vehículo de transporte”
Pero además, destacó que “hay algunas otras consideraciones: la tecnología vehicular ha avanzado y los vehículos de última generación cuentan con mayor potencia, mejores frenos y sistemas de estabilidad dinámica. Esto se traduce en mayor capacidad de aceleración, mayores velocidades, mejor capacidad de frenada y estabilidad en curvas que permite el mantenimiento de la velocidad con lo cual la fuerzas correspondientes que actúan sobre la carga incrementan también. El desplazamiento de la carga puede causar daños estructurales o inestabilidad en el vehículo en marcha y el vuelco”.
Por otro lado, destacó que se incrementó sustancialmente “la cantidad de vehículos en la ruta lo que repercute en una creciente probabilidad de hacer una maniobra para evitar alguna situación de peligro, generalmente una frenada fuerte o un giro brusco”.
Clarke enfatizó, además, que “una frenada a baja velocidad le puede exigir más al sistema de sujeción de la carga que una a alta velocidad, ya que hay mayor probabilidad de que los frenos se bloqueen. De hecho, muchos accidentes de pérdida de la carga ocurren en ciudades y a distancias cortas del lugar de carga”.
En cuanto a las lonas para cubrir las cargas y las laterales de los vehículos tipo sider, el consultor destacó que “la práctica nos demuestra que tienen capacidad para retener cargas de bajo peso y evitar que cajas individuales, que se podrían desprender en un pallet, por ejemplo, caigan del vehículo. Pero no se consideran parte del sistema de amarre, a menos que estén certificados para ese uso como en algunos casos en Europa”.
Destacó que “las funciones principales de las lonas son evitar que salgan del vehículo objetos individuales de poco peso o aquellos que podrían ser llevados por el viento, como los granos y polvos, y proteger la carga de la intemperie. Pero tampoco forma parte de un sistema de amarre, al no ser un método adecuado ni tampoco son exigibles a tales fines”.
“La adecuada sujeción de la carga es una cuestión de transporte como servicio y de la calidad de ese servicio. También incide en el costo logístico asociado a ciertos productos.