Los factores que afectan las estructuras de costos y la competitividad del sector fueron analizados por varios especialistas.
La logística local está impactada por la coyuntura económica, ya que las medidas de ajuste y suba de precios siguen incrementando los costos logísticos y afectando la competitividad de las empresas y del país, según coincidieron varios expertos en el tema.
Desde el sector de logística y transporte se ha buscado poner en el centro del debate esta difícil situación, ya que la actividad no es formadora de precios, sino otra afectada por los aumentos que sufre la sociedad en general y de las medidas económicas que no contribuirían a mejorar la competitividad del sector y del país.
Juan Piccirillo, de la Universidad Tecnológica Nacional; Juan Calvo, de Andreani Logística; Andrés Borenstein, de la Universidad Torcuato di Tella; Emilio Felcman, del Departamento de Estudios Económicos y Costos de la Federación Argentina de Entidades Empresarias del Autotransporte de Cargas (Fadeeac); Gabriela Rigoni, del estudio Lisicki Litvin & Asociados; Pablo Beltrán Simó, del Grupo Cepas, y Marcelo Nahass, de Tigre Argentina, expusieron sobre la situación.
Tras una referencia técnica de los costos por parte de Piccirillo, Calvo lamento que “la expectativa de aumento de costos para este año era del 20 por ciento. Pero, frente a la realidad, con un incremento de 35 por ciento, debemos negociar con los clientes, y muchos se excusan en que los presupuestos fueron armados hace un año”.
Según Borenstein las proyecciones de crecimiento están en descenso: “Se sentirá como una recesión aunque técnicamente pueda no serlo. El mercado de trabajo se enfría, las importaciones se desploman, y la confianza del consumidor y del gobierno se estabiliza en valores bajos”. Felcman detalló que, en los últimos 12 meses, el combustible aumentó en ocho oportunidades y en cuanto al impacto de la crisis sobre el transporte de cargas, manifestó que “hay menor actividad en general y mayor inflación esperada. Lo negativo de este ajuste tan abrupto es que la suba del dólar contagia al resto de los precios y asusta a la actividad real y al consumo, generando convulsiones en varios sectores”.
Un desajuste temporal entre los pagos y cobranzas, agravado por el corrimiento de los plazos y las altas tasas financieras, observó Rigoni, quien remarcó que otro impacto es el del impuesto a los ingresos brutos, cuyas alícuotas aumentan año tras año: “En algunos casos, se prevén alícuotas reducidas, pero son inalcanzables, porque requieren radicación local de todos los vehículos”.
Beltrán Simó afirmó que la situación actual hace necesario trabajar junto con los socios del sector transporte y enfatizó en que “el mercado no acepta el traslado del precio al cliente final”, mientras que Nahass recalcó que “no hay que perder de vista el resultado punta a punta del proceso” y que resulta fundamental trabajar con todos los actores para lograr una cadena alineada, aceptable y ágil.
Alejandro Leiras director de capacitación de la Asociación Argentina de Logística Empresaria (Arlog), consideró “necesario subrayar que falta el Estado, como actor protagonista y con una mirada integral. Encontramos varios inconvenientes entre las distintas áreas. Por ejemplo, control y fiscalización no trabaja de la mano con logística y fiscalización”.
“El mercado es cada vez más agresivo. Se requiere más servicio, mayor atomización de entregas y más actividad. Pero las reglas de juego no son claras, en una ciudad con un tránsito restringido y con bitrenes que sólo pueden salir de Campana. Hay algo que no se está viendo de forma integral”, dijo el dirigente de Arlog, entidad que organizó el debate.