Un estudio muestra un alto crecimiento del flujo de transporte en la CABA. Ausencia de reglas claras promueven una mayor contaminación.
Alejo González Prandi
Todos los días entran a Capital Federal dos millones de vehículos aproximadamente, de los cuales 1,3 millones son autos particulares y que, además, son responsables de la mayor parte de las emisiones de CO2. Otro gran problema es la actualidad del transporte de carga: hay más de 25.000 camiones dando vueltas que superan los 45 años de antigüedad. Vale decir que esos modelos son inseguros, viejos y contaminan.
Por otra parte, se amplían las autopistas y, antes que terminen las obras, vuelven a estar colapsadas. La flota de rodados crece a tasas exponenciales de seis a siete por ciento anual, mientas que la población de AMBA crece al 0,8%. El rubro de utilitarios livianos, fundamental para el desarrollo de la logística, es el que más rápido crece. La Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA, por sus siglas en inglés) estima que para 2050 va a haber más unidades de entrega de productos que particulares.
Este panorama fue descripto por Pedro Orbaiz, docente de la materia Transporte Sustentable del Instituto Tecnológico Buenos Aires (Itba). En pocas palabras, dijo que “el sistema está colapsado”.
El especialista formó parte de un encuentro organizado por la entidad académica, a través del Observatorio de Logística Sustentable (OLS), perteneciente al Centro de Logística Integrada y Operaciones (Clio), dirigido por Teresa Brandi.
En ese contexto, Pedro Orbaiz y su equipo, integrado ingenieros o ex alumnos del Itba están poniendo manos a la obra en la Argentina y en países de Latinoamérica para implementar políticas de transporte sustentable.
“Tratamos de tomar una orientación donde las soluciones apunten a reducir emisiones de CO2 de agentes contaminantes y mejorar la calidad de vida en las ciudades. Se trata de una solución integral que involucra a logística, a vehículos particulares, público y de carga”, dijo Orbaiz.
En esa línea de trabajo, junto al Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, llevaron a cabo un estudio de la flota que entra y sale de la CABA, con el fin de entender la composición, los factores de uso, los kilómetros recorridos, el tipo de unidades, la distribución etaria para entender el impacto que tienen en las emisiones tanto de gas efecto invernadero como de agentes contaminantes.
Buenos Aires no tiene un modelo de transporte sustentable. Orbaiz explicó que básicamente se basa en combustibles fósiles que, además de no ser renovables, son un recurso escaso. En ese sentido, llamó a “pensar en combustibles alternativos, no por una cuestión de escases, sino de necesidad”. La dependencia de subsidios es otro motivo.
De seguir así el estado de cosas, si se toma la tasa histórica de crecimiento de los últimos 10 años, en 15 años habrá 6 millones de vehículos entrando o saliendo de Buenos Aires. Por lo tanto, los espacios verdes serán cada vez menos.
Impactos
Para el docente de Transporte Sustentable del ITBA, si dos de cada tres autos vendidos fueran eléctricos, la disminución en CO2 sería baja. “Cada uno tiene que asumir que cada vez que se sube al auto está contaminando. El movimiento del suburbio a la ciudad representa el 50% del consumo energético de transporte del mundo”, explicó.
Todos los ciudadanos pueden contribuir a mejorar la logística sustentable de la urbe. Una alternativa son los viajes compartidos. “Hoy, los niveles de colectividad lo permiten. La gente está dispuesta a salir con su auto y hacer de taxi”, dijo Orbaiz. Más del 90% de las personas que entran a la CABA van solas en su vehículo. “Si 1,5 millones de autos entran a la Ciudad por día, con tres asientos vacíos tenemos la capacidad de mover 4,5 millones de personas más de forma diaria con la infraestructura existente. Menos contaminación y ahorro importante de costos”, fundamentó.
La actualidad de los camiones tampoco ayuda. Más del 30% de la flota de estas unidades tiene más de 20 años de antigüedad. Lamentablemente, en opinión de Orbaiz, las normas fomentan su uso, ya que el vehículo más viejo paga menos seguro.